1º de Mayo

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La reivindicación de la reducción de jornada de trabajo a 8 horas tiene unos antecedentes muy lejanos, antes incluso de ser una reivindicación obrera. Es lo que está en el origen de esta conmemoración.

En Inglaterra, entre 1830 y 1840 tuvieron lugar manifestaciones para obtener una disminución de jornada, que entonces era muy larga, tal y como reflejan los “cuadernos azules” del gobierno británico por un largo periodo. Pero fue en EEUU, donde aparece por primera vez expresamente esta reivindicación. En un congreso obrero, celebrado en Chicago en 1884, así se pide; y se decide hacer del 1º de Mayo una fecha simbólica para las reivindicaciones obreras, porque en esa fecha se renovaban los convenios o contratos.

Así la AFL (American Federation of Labour), reunida en su 4º congreso anual lanzó la idea de expresar en esa fecha sus demandas, poniendo en primer plano la reivindicación de las 8 horas, sin disminución de salario, como objetivo; y señalando el 1º de Mayo de 1886 como punto de inicio de un nuevo régimen de trabajo más humano y justo. Hacia ese día se encaminaron acordando paros y manifestaciones. Decían: “A partir de ese día ningún obrero deberá trabajar más de 8 horas diarias, distribuyendo las horas de un día en tres partes: 8 horas de trabajo, 8 de descanso y 8 de educación”.

En febrero de 1886 los trabajadores de la fábrica Mc Cornick de Chicago, dedicada a la fabricación de maquinaria agrícola, se pusieron en huelga. Como era habitual los patronos contrataron detectives y agentes privados para reprimirla y también alertaron a la Guardia Nacional porque “querían preservar la libertad de trabajo”. Así que en Chicago el ambiente estaba muy caldeado. El día 3 los obreros se manifestaban ante la fábrica cuando fueron atacados por los detectives y pistoleros contratados, produciéndose numerosos muertos y heridos. En la tarde del día 4 más de 15.000 obreros se manifiestan para denunciar estos hechos en la plaza del heno (Haymarket) de Chicago. La Guardia Nacional carga contra ellos. Una bomba de dudoso origen estalla en medio de la refriega y se producen 7 bajas y 60 heridos. La policía arresta a los promotores y huelguistas más significados y deciden tomar represalias sobre ellos. De modo que el 17 de mayo, en un proceso amañado y rápido, de 8 encausados, 5 son condenados a morir ahorcados. Otros dos, mediante la revisión de su condena, acaban con cadena perpetua y el otro a 15 años de trabajos forzados. Los ajusticiados fueron George Engel, A.R. Parson, A. Spies y A. Fisher. L. Lingg, se suicidó en su celda proclamando su inocencia.

Habrá que esperar a 1897 para que un nuevo gobernador de Illinois ordene la revisión del proceso y se concluya con la declaración de inocencia de todos ellos, su pública rehabilitación y la libertad de los que todavía seguían en prisión.

Pero la significación de esa fecha reivindicativa continuó y en Julio de 1889, en Paris, por decisión de un Congreso Obrero el 1º de Mayo adquirió un carácter de día de lucha internacional.

En España se celebró por primera vez el 1º de Mayo en 1890; por tanto, desde hace 125 años las trabajadoras y trabajadores y sus sindicatos vienen expresando en ese día, Día de la Clase Trabajadora, sus reivindicaciones más sentidas. De modo que a través de sus manifiestos y proclamas podemos conocer no sólo las demandas relacionadas con el origen de esa fecha, sino la denuncia de las condiciones que padecen, sus exigencias prioritarias y el juicio sobre los acontecimientos que en cada momento las enmarcan.

En nuestro país los primero años se pedía una legislación laboral y social acorde con los postulados del Congreso de París; con el estallido de la 1ª Guerra Mundial los manifiestos hablaban de ésta y de la Revolución rusa; después celebraban la segunda República Española, sin dejar de lado el contenido reivindicativo. Más tarde la lucha contra el fascismo y la guerra ocuparon un primer plano, a lo que siguió el exilio, la lucha contra la represión y por la democracia, durante la dictadura. La conmemoración en libertad del 1º de Mayo no llegó hasta 1978. Hasta entonces había significado importantes “caídas” y detenciones de líderes obreros y militantes de organizaciones de oposición, especialmente comunistas.

También el tesón con que cada año salimos a la calle, independientemente de las circunstancias, produjo el desarrollo de los sindicatos de clase y democráticos, como CCOO. El 1º de Mayo nos hizo fuertes.

Posteriormente, las crisis económicas, las políticas neoliberales y antisociales, los recortes y privatizaciones, la laminación de derechos y libertades fundamentales, la regresión que suponen las reformas laborales, junto al crecimiento de las trabajadoras y trabajadores precarios o el aumento de sectores que recaen en la informalidad vienen dándonos poderosos motivos para manifestarnos y reclamar la solidaridad en pueblos y ciudades.

El 1º de Mayo no nos obliga por tradición. Nos mueve la solidaridad con quienes están en lucha, o quienes padecen tantas injusticias; la solidaridad de clase. Cuando en el País Valencià hay más de 500.000 personas en paro, cuando el empleo que se crea es de tan baja calidad, los convenios no ofrecen cobertura y los salarios van a la baja, crece la pobreza y la desigualdad o se vulnera las libertades públicas y el derecho de huelga,… tenemos derecho y obligación de luchar.

El 1º de Mayo es un día para reforzar nuestra unidad superando diferencias, aunque no sea fácil. Es un día de fiesta con este significado; un día que debe servir para superar las distancias con las que pretenden dividirnos. Un día para reivindicar las bases mínimas, los derechos, que nos permiten reconocernos iguales en dignidad.

Con ese espíritu participaremos en los actos y manifestaciones convocadas.

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